En el siglo XV una crisis de valores afectó a toda Europa. Sacudió miles de consciencias e hizo proliferar sectas que querían romper con la Iglesia. El Bosco era uno de los considerados herejes. Algunos estudiosos creen que pintó su obra más famosa “El Jardín de las Delicias” como ilustración de los contenidos de una secta conocida popularmente como los “Adamitas”. Pero, ¿qué hay de cierto en todo ello?
En la boca del lobo
El holandés El Bosco (1450-1516), pintor surrealista holandés del siglo XV, vivió y trabajó en Hertogenbosch. Toda la producción del pintor está centrada en temas religiosos, pero sus cuadros han sido objeto de debate acerca de su relación con la Iglesia. Muchos de sus trabajos eran una crítica feroz a los ideales de la Iglesia, y se veía en ellos una defensa del artista al nudismo y a las relaciones sexuales. Uno de los más criticados, el más famoso: El Jardín de las Delicias.
Y es que El Bosco satiriza el mundo de su época con un agudo sentido crítico, por medio de desenfrenadas visiones oníricas repletas de seres monstruosos. Sin embargo su obra está cargada de una intención moralizante propia de la época, en la que el pecado es omnipresente.
Los Adamitas
Una minoría de historiadores (como Fraenger, 1947) relacionan El Bosco con un grupo de Adamitas, una secta tenebrosa, que data del siglo II después de Cristo, la cual profesaba de haber retomado la inocencia primaveral de Adán. Para algunos, la tabla central de "El Jardín de las Delicias" representa más una exaltación de la promiscuidad sexual, tal y como defendían los adeptos al grupo Adamitas. No obstante, lo más probable es que este pintor fuera un cristiano ortodoxo ya que sus cuadros eran adquiridos por uno de los católicos más conservadores, Felipe II de España. Además, los temas moralizadores de otras obras revelan su estilo y modo de pensamiento.
Lo que sí es cierto es que la cofradía a la que pertenecía estaba muy relacionada con otra llamada los Hermanos de la Vida en Común, más ascética y especialmente crítica con el clero, envuelto en todo tipo de escándalos y corrupción; la Iglesia representaba para ellos el auténtico camino hacia el infierno.
El Bosco tachado de “hereje”
El pintor fue considerado un hereje ya que la proliferación de sectas heréticas en la Holanda de finales del siglo XV y principios del XVI, era poco “ortodoxa”. En realidad, la mera crítica a la relajación del clero, presente en toda su obra, era más que suficiente para considerar a El Bosco “sospechoso”. Sus ideales atacaban ferozmente la situación de la Iglesia, que se hundía en la corrupción y la prevaricación.