Una imagen vale más que mil palabras. “99 Cent II” vale más de dos millones de euros. La fotografía es del reconocido fotógrafo alemán Andreas Gursky y después de venderse en una subasta de Sotheby’s, en Londres, se ha convertido en la más cara de la historia. Exactamente 2,54 millones de euros por una imagen que refleja las coloridas estanterías de un supermercado.
Un supermercado a precio de oro
Góndolas de supermercado repletas de mercaderías a 99 céntimos. Esto es lo que muestra la fotografía subastada más cara de la historia. La hizo Andreas Gursky, y pagaron por ella 2,54 millones de euros, superando así el récord mundial de 2,9 millones de dólares alcanzado por "The Pond Moonlight", una fotografía de Edward Steichen, tomada en 1904 en Long Island.
El arte de Gursky
Y muchos se preguntaran, ¿cuál es el arte de Gursky? Su mayor mérito artístico es la articulación de distintas influencias y corrientes. Desde la fotografía hasta la pintura, la escultura y el arte digital, y plasmarlo todo en imágenes gigantescas que también obtiene con un proceso especial. A finales de los años 80 inició el procesamiento informático de sus fotografías y en los albores de los 90 vinculó su obra a la pintura.
En sus comienzos, su trabajo se centró en Düsseldorf y se amplió luego con viajes a El Cairo, Estocolmo, Atenas, Singapur, Hong Kong, París, Brasilia, Tokio, Chicago, Nueva York, Los Angeles. Lo suyo son los lugares que construyen los "nuevos paisajes de lo humano". ¿Cuáles son? Las ciudades, los edificios, los aeropuertos, los supermercados, las fábricas, las estaciones, los hoteles, las oficinas y los edificios públicos.
El gran porte de las fotografías de Gursky permite asomarse a una infinidad de detalles que conducen a un universo diferente del que retrata la imagen. Según sus críticos, con la manipulación digital, Gursky consigue resultados que superan el alcance del ojo humano. Y en la arquitectura encontró la materia de su expresión máxima.
El fotógrafo alemán
Andreas Gursky nació en Leipzig, Alemania oriental. Cuando tenía dos años, su familia se trasladó a Düsseldorf, del otro lado del Muro. Su padre fue un conocido fotógrafo industrial, que también tenía un estudio de fotografía comercial. Sin embargo, Gursky nunca pensó seguir el derrotero familiar. Hasta que, con el aliciente de Thomas Struth, entró en la prestigiosa Kunstakademie, en Düsseldorf. En los años 80 fue alumno de Bernd y Hilla Becher. Su pertenencia a este círculo selecto y el creciente interés por la fotografía en el mercado de arte construyeron su fama mundial.