Es un modelo de belleza clásica, una figura perfectamente esculpida y dotada de una enorme fuerza expresiva. Es el ‘David’, la escultura más famosa de Miguel Ángel Buonarroti que hoy preside el museo de la Academia de Florencia. Sorprende su tamaño: mide 4,10 metros. Los especialistas consideran que es un cuerpo perfecto en el sentido de las proporciones ideales del hombre.
La terribilitá de David
El David es la escultura más famosa de Miguel Angel Buonarroti y durante un tiempo fue el símbolo de Florencia. Hoy, la obra original se encuentra en la Galería de la Academia en Florencia. En la Piazza de la Signoria existe una copia de la escultura en el lugar donde ésta se ubicaba antes del traslado. Pero, ¿Por qué es una obra tan famosa? Para empezar, el David sorprende por su tamaño: 4,10 metros mide este cuerpo perfectamente esculpido y dotado de una enorme fuerza expresiva, un gesto amenazador que los expertos en arte han llamado terribilitá.
Una escultura rompedora
Hay otras características que hacen de esta figura una obra de arte rompedora. Por ejemplo, es la primera vez que se representa a David, el personaje bíblico que luchó contra el gigante Goliat, como un ser amenazante y no como un adolescente, como lo plasmaron sus colegas Donatello y Andrea Verrochio. De hecho, se le considera un símbolo de la libertad, y todo en su aspecto sugiere una actitud desafiante. Todo su cuerpo trasmite tensión, pero sin gestos violentos. La cabeza mira hacia su izquierda, manteniendo los ojos fijos en su objetivo, con el ceño fruncido.La figura también está en tensión y la misma fuerza se advierte en su cara.
Proporciones perfectas
La escultura nació de un inmenso bloque de mármol que se había quedado perdido en el patio de obras de la catedral de Florencia después de que un artista hubiera sido incapaz de convertirlo en escultura. Hasta que llegó a las geniales manos de Miguel Ángel en 1501. Tenía 26 años cuando lo empezó y 29 cuando lo terminó.
Los especialistas consideran que esta escultura es perfecta en el sentido de las proporciones ideales del hombre, pues la cabeza representa un octavo del resto del cuerpo y el conjunto de la escultura mantiene el equilibrio total. Sin embargo no es una anatomía perfecta, que siga un canon determinado o que responda a la proporcionalidad de todos sus miembros. Miguel Angel esculpió las manos excesivamente grandes para dar la sensación de fuerza, especialmente, la mano derecha, donde quedan tan marcados tendones y venas.