La
Fundació Antoni Tàpies posee una de las colecciones más completas que existen del autor;
donado por el propio artista y por Teresa Tàpies, este fondo se compone de
más de 300 piezas que comprenden desde los años cuarenta hasta la actualidad y es actualizado de forma anual con u
na nueva obra correspondiente al año en curso. Las piezas, con excepciones como el
Ocre-gris sobre marró o el panel cerámico
Trespesus, donadas por David K. Anderson y Daniel Lelong respectivamente, proceden del propio Tàpies y constituyen una colección en continuo crecimiento compuesta por pinturas, esculturas, dibujos, libros y grabados de todos sus periodos artísticos.
Una selección cuya coherencia reside en la evolución mostrada a partir de los dibujos y retratos de los años cuarenta, las obras matéricas de los cincuenta y sesenta, las piezas objetuales realizadas en los setenta, las esculturas de tierra chamoteada y obras realizadas con aerosoles y goma espumas en los ochenta, así como el resto de obras experimentales de los años noventa.
Un conjunto que muestra todos los aspectos de la actividad artística de Tàpies, todas sus tipologías, técnicas y materiales, y que supone
la tercera gran colección monográfica del s.XX cedida a la ciudad de Barcelona.
"Tàpies ha continuado la tradición de donaciones a la ciudad de Barcelona, tras Picasso y Miró"
Del primitivismo a la conciencia política
Vinculadas a movimientos con el arte Dadá , el naïf o el art brut, sus primeras obras anuncian ya su posterior tendencia matérica, junto con un simbolismo patente en la importancia concedida a la alegoría, al mito y a la metáfora. El surrealismo será pues, la corriente que recuperarán los movimientos antifranquistas, como reacción a un arte conservador y en reivindicación de las vanguardias interrumpidas por la llegada de la Guerra Civil. Tàpies comenzará su periodo surrealista en 1948 y, junto con otros artistas y escritores, fundará la revista Dau al Set, estandarte del movimiento homónimo catalán y primer referente de la cultura de posguerra hasta la llegada del Grupo El Paso. Un periodo que dará obras como
Tríptic (1948),
Parafaragamus (1949) y
La barberia dels maleïts i dels elegits (1950), obra, esta última, cuyo realismo se inserta en el cambio de final de década que experimentará Tàpies, poseedor de una conciencia social cada vez más acentuada.
El tiempo de la materia
En los años cincuenta Tàpies transitará de las ideas neoplasticistas de principios de la década, cuando sus intereses se centren en una abstracción guiada por aspectos como la forma y el color, hasta las tendencias matéricas que llegarán hasta sus obras actuales, convirtiéndose en uno de los principales representantes del informalismo. Una corriente surgida a partir del pesimismo generado por la II Guerra Mundial que busca la interconexión con el espectador por medio de los materiales, en el caso de Tàpies de deshecho (interrelacionándose así con el art brut). En el informalismo la materia deja de ser un medio para convertirse en una idea en sí misma y, en la obra de Tàpies, estará fuertemente marcado además por el interés del artista en la identidad del hombre y las filosofías orientales. Son obras de este periodo
El crit. Groc i violeta (1953),
Terra i pintura (1956),
Pintura rosa i blava (1959),
Forma negra sobre quadrat gris (1960),
Relleu amb cordes (1963), o
Matèria en forma de peu (1965), entre otras.
En continua investigación
La colección cuenta además con obras de las décadas de los años setenta, ochenta, noventa y la actualidad, en las que puede apreciarse, al igual que en toda su producción, el sentido de la "alquimia del espíritu" que Tápies concede al arte. Junto con esto, el creciente compromiso político del artista en sus obras, y la recuperación de la superficie pictórica y la experimentación que ello comporta para este artista, pueden apreciarse en obras como la dedicada al último ajusticiado por garrote vil en el país,
A la memòria de Salvador Puig Antich (1974), o en las piezas
Capitonat (1986), realizada en goma espuma,
Efecte d'arrugues i taronja (1979), en aerosol, o
Figura amb parpella (1989), para la que empleará barnices. Una progresión que desembocará en las filosofías orientales en las que se insertan sus piezas de los años noventa y en una reflexión acerca del dolor y el paso del tiempo, temas correspondientes a sus obras de los últimos años.
Producción gráfica y escultura
Un conjunto que se completa con la obra gráfica que Tàpies ha ido desarrollando desde el año 74, en la que se insertan todos los libros de bibliófilo realizados en colaboración con diversos poetas y escritores, junto con las esculturas ideadas por el artista, desde las realizadas en tierra chamoteada en los ochenta hasta sus novedosas intervenciones en alambre, como la escultura
Núvol i cadira (1990) que corona el edificio de la Fundación o el polémico y famoso
Calcetín (maqueta, 1991) creado para el MNAC, ahora destinado a la terraza del edificio. Una obra descrita por el propio Tàpies como "un humilde calcetín [mediante el cual] se propone la meditación, con lo que quiero representar la importancia en el orden cósmico de las cosas pequeñas”.
Más información: Fundació Antoni Tàpies