Siete décadas después de que se expusieran en la trémula Madrid del 36, la Fundación MAPFRE exhibirá en la capital española los originales de la novela collage del surrealista Max Ernst, Une semaine de bonté –guardados celosamente por el coleccionista Daniel Filipacchi durante años–, que llega después de haber visitado el Albertina vienés, el Max Ernst Museum de Brühl y la Kunsthalle de Hamburgo. Esta obra, elaborada como respuesta al nacionalsocialismo en ciernes propiciado con el ascenso de Hitler al poder, se expone como uno de los testimonios capitales del surrealismo y una reacción ante el ambiente enrarecido de la época.
El collage: compromiso y crítica
“Une semaine de bonté nace en un periodo en el que todo empieza a oler mal. Ernst me dijo que un artista debía comprometerse”, Spies, uno de los mayores expertos en la obra del artista alemán, recuerda el motivo que propulsó la creación de esta novela de collage hoy expuesta en Madrid, ciudad a la que vuelve después de que las 184 piezas pertenecientes a esta obra se presentaran en 1936, en un contexto de preguerra donde algunos de los collages fueron censurados. La idea de Ernst era que “cada espectador le ponga su propia voz y encuentre la angustia que contienen las obras”: obras sin texto ni leyenda que obligan a crear una narrativa subjetiva e individual. Los collages muestran la descontextualización de imágenes insertadas en ambientes que no les son propios, creando escenas irreales e inquietantes a modo de crítica social y cultural. La apurada técnica de composición utilizada para la elaboración de tales piezas camufla la intervención de la mano humana en esas escenas surrealistas: “Comparable al crimen perfecto, el collage intenta dificultar el hallazgo de indicios y pretende que se descarte la actuación de tijeras y cuchillas. Para alcanzar este objetivo se borran todas las huellas que permitan inferir la conclusión de que se trata realmente de un collage”, explica Spies.
Siete series
La exposición se organiza análogamente a las divisiones de la novela collage de Max Ernst, adecuándose fielmente a la idea del artista. Siete series correspondientes a los días de la semana, con un color asignado para cada una, un elemento que las representa y un ejemplo particular. Así, el primer día representado es el domingo, con el púrpura, el barro y el león de Belfort como ejemplo: una sátira contra la burguesía de principios de siglo y una muestra del anticlericalismo que Ernst esgrime a lo largo de la serie. Así, el violeta simboliza la oposición a la doctrina dictaminada por la Iglesia; el verde lo utiliza refiriéndose al agua y la destrucción metafórica ocasionada por los diluvios; el rojo se une al fuego mostrando “catástrofes terribles”; el azul es “signo de la sangre” según el propio Ernst; el amarillo simboliza la ambición eterna, según Snipes, “lo que no se percibe con la vista, sino con los ojos de la imaginación”.
Más información: Fundación MAPFRE
Imagen cedida por la Fundación MAPFRE. Max Ernst, Le lion de Belfort 26, Une semaine de bonté, 1933.